Cuando las empresas pretenden hacer de estado

El estado tiene como fin el bienestar de sus ciudadanos. Cuando el estado desatiende las necesidades de éstos, las empresas ven una oportunidad de hacer negocio y acuden. Podría no parecer mal, salvo que el fin de las empresas privadas es otro muy distinto: los beneficios.

A parte de esto, las empresas no tienen escrúpulos en dar gato por liebre. A la vista está en la publicidad. Uno de los últimos ejemplos es Repsol, una de las empresas sospechosas de pactar los precios de los combustibles y de seguir aumentando su margen de beneficio durante la actual crisis. No obstante Repsol emite actualmente en televisión un anuncio en el que anuncia a bombo y platillo becas para estudiantes, con frases como "en Repsol no sólo lo pensamos, ya lo estamos haciendo" refiriéndose a la formación que supuestamente ofrece.

Para ser claros, según la R.A.E.,
Beca: Subvención para realizar estudios o investigaciones.
Subvención: 1. f. Acción y efecto de subvenir. 2. f. Cantidad con que se subviene.
Subvenir: Venir en auxilio de alguien o acudir a las necesidades de algo.

En cambio, Repsol se refiere a su programa de becas para todas las titulaciones 2012 como "ofertas de empleo" en realidad. Es decir, lo llama becas pero en realidad son prácticas. Así, en toda la frente. Hasta aquí nada distinto de los embustes que a los que también nos tienen acostumbrados las grandes compañías.

Lo gordo viene cuando además el destinatario del anuncio no son los estudiantes, si no los consumidores de productos Repsol, en un intento de lavar su imagen, atribuyéndose funciones y "preocupaciones" que son del estado.
Algo parecido a los anuncios de Telefónica, que ahora se llama Movistar. Telefónica ya es un nombre tan odiado por los consumidores que no tiene arreglo su imagen. En esos anuncios vendían buen rollito al estilo Coca-Cola y tras los que cualquiera terminaba preguntándose: ¿pero qué es lo que narices venden?

Un saludo a los genios creativos del anuncio por su desatino y a Repsol por también tomarnos a todos por tontos, una vez más.