Philips perdiendo el norte

Existen algunas compañías que se hacen famosas por la calidad de sus productos. Entre ellas estaba la marca holandesa Philips cuyos aparatos eran fáciles de reparar gracias a que su diseño era por módulos, en contraste a marcas como Sanyo que embutían los componentes en un amasijo compacto imposible de reparar. Además, Philips era una de las empresas con mejor servicio postventa, lo que te aseguraba que tras comprar un producto de su marca no quedarías desamparado ante una avería o la necesidad de conseguir un recambio.
Pero eso fueron los tiempos de gloria de Philips y las cosas ahora son distintas.

Pongamos el ejemplo de la afeitadora Philishave HS 540/A


Hace lo que tiene que hacer, afeitar, e incluye un cortapatillas. Sólo se puede utilizar enchufada al no tener batería, pero esto satisface a todos lo que la usan en su casa. Las afeitadoras que llevan batería son un sinsentido hoy en día, donde hay enchufes en cualquier parte, y sólo sirven para incluir componentes susceptibles de estropearse, provocar averías y servir de excusa para subir el precio.

Pero sigamos con la historia de este práctico modelo. Philips te "recomienda" cambiar los cabezales cada dos años, que si por ellos fuera los tendrías que cambiar cada mes, cuando funcionan perfectamente tras 10 años de uso. Según un sevicio técnico de la marca, también te "recomiendan" cambiar de afeitadora cada ciertos años, no dicen cuantos, que igual que los cabezales, si fuese por la marca tendrías que cambiar el aparatito cada mes, que a ellos les iría muy bien el negocio.

El problema real aparece cuando Philips sólo proporciona recambios de sus modelos durante cinco años, cuando la vida esperada del producto es muchísimo mas larga y la efectiva también. Por lo que si necesitases cambiar los cabezales porque, por ejemplo, tienen una parte rota, resulta que no puedes repararla, aunque el resto funcione a las mil maravillas. Pero hay más. De estar disponible el recambio tendría un precio de 65 euros, sin I.V.A.. Hay afeitadoras de la misma marca nuevas por menos, eso sí, no llevan cortapatillas, seguramente porque el que las diseñó era un ferviente seguidor de Curro Jiménez.

La primera afeitadora Philips que se puede comprar en este momento en su tienda y que lleve cortapatillas además es recargable, sorpresa, y su precio es sensiblemente superior: 82,99 euretes de nada por un motor y cuatro piezas. Porque no nos engañemos: una máquina de afeitar no es alta tecnología.

¿Tanto han evolucionado las afeitadoras como para que el cabezal de una no sirva para otra de la misma marca? ¿Cuándo se produjo esa revolución de las afeitadoras que me perdí? La respuesta es nunca. Simplemente Philips ha apostado por la obsolescencia programada, también llamada eufemísticamente "ciclo de vida del producto".

Todo esto me lleva a la conclusión de que Philips ya no es lo que era. Qué lástima.